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7 mitos que giran entorno a la tartamudez

Desde siempre, la tartamudez ha estado rodeada de mitos que se han aceptado como realidades cuando no son así. Evidencia científica respalda que no son ciertos, o del todo exactos, estos mitos, y hoy os vamos a desmitificar algunos de ellos:

Mito 1: La tartamudez es causada por el nerviosismo o la ansiedad.

Realidad: Aunque el estado emocional de la persona, como estar nervioso o sentir ansiedad, pueden incrementar la frecuencia o intensidad de la tartamudez, realmente no son la causa. La tartamudez es un trastorno complejo que tiene bases neurológicas y genéticas. Muchas personas que tartamudean lo siguen haciendo independientemente de su nivel de ansiedad y, por supuesto, no todas las personas que tienen ansiedad tartamudean.

Mito 2: La tartamudez es un problema psicológico.

Realidad: La tartamudez no es un problema psicológico. Aunque puede haber factores emocionales y psicológicos que influyen, la tartamudez tiene una base neurológica. Las investigaciones sugieren diferencias en el funcionamiento y la estructura del cerebro de las personas que tartamudean y las que no.

Mito 3: Es normal que los niños tartamudeen de pequeños

Realidad: Si bien algunos niños presentan disfluencias evolutivas (os las explicamos en blogs anteriores), no todas lo son. Es esencial una evaluación temprana y, si es necesario, la intervención de un logopeda debe empezar lo antes posible para ayudar a minimizar los efectos a largo plazo.

Mito 4: Hablar despacio o «respirar antes de hablar» elimina la tartamudez.

Realidad: Aunque hablar despacio puede ayudar a algunas personas a “manejar” su tartamudez en situaciones específicas, estas no son soluciones permanentes ni universales. Además, no hay evidencia científica que nos diga que trabajar la respiración mejora la fluidez. La tartamudez requiere un enfoque más integral y personalizado.

Mito 5: Las personas que tartamudean son menos inteligentes.

Realidad: La tartamudez no tiene ninguna relación con la inteligencia. Las personas que tartamudean tienen la misma gama de habilidades cognitivas que las personas que no tartamudean.

Mito 6: La tartamudez algo poco común y «raro».

Realidad: La tartamudez es más común de lo que muchas personas creen. Aproximadamente el 1% de la población mundial tartamudea. Además, hay muchas personas que tienen tartamudez pero “no se ve” porque estas personas tienen estrategias de ocultación (y esto no siempre es necesariamente algo bueno para ellas…), es lo que se llama tartamudez encubierta.

Mito 7: La tartamudez es contagiosa.

Realidad: La tartamudez no es contagiosa, ni una enfermedad. No se «pega» ni se adquiere por imitación.

El tratamiento de la tartamudez se basa en un enfoque que incluye técnicas de fluidez, modificación de la tartamudez y aceptación y naturalización del habla. Se trabaja estrechamente con el individuo para desarrollar estrategias personalizadas que les permitan comunicarse de manera efectiva y mejorar su calidad de vida.

Es fundamental desmitificar la tartamudez y promover una comprensión informada de este trastorno de la fluidez para apoyar adecuadamente a quienes lo experimentan.

Si tienes dudas y quieres ampliar información, escríbenos a hola@hablandodetartamudez.com. ¡Estaremos encantadas de ayudarte!

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