La tartamudez, como trastorno de la fluidez del habla que es, puede impactar en los adultos en su capacidad de comunicarse, pero también en su bienestar emocional y social. Así pues, la intervención logopédica se presenta como una herramienta para abordar la tartamudez y las experiencias generadas por ésta.
Uno de los principios fundamentales con los que trabajamos es ayudar a las personas a comunicar de manera más cómoda. A menudo, esto implica identificar patrones de habla que dificultan la fluidez y trabajar en su modificación.
Otro de los objetivos que los adultos se plantean cuando acuden a consulta es eliminar los comportamientos que han surgido como respuestas a la tartamudez. Pueden aparecer conductas de evitación y escape, como el uso de muletillas o tensión muscular para sacar las palabras. Y eliminar o disminuir estas conductas se convierte en objetivo de tratamiento.
También trabajamos en la modificación de creencias erróneas que pueden afectar la autoestima y la disposición a comunicarse. Cambiar la forma en que una persona percibe su tartamudez puede ser fundamental para fomentar una actitud más positiva hacia su habla.
La intervención también incluye la práctica gradual en situaciones de comunicación que son difíciles para la persona, e incluso pueden generar ansiedad. Permitimos pues, a los adultos enfrentar sus “peores situaciones” de manera controlada. Este enfoque progresivo ayuda a construir confianza y reduce la presión que sienten al comunicarse. Además, es importante ayudar a los adultos a liberarse de atribuciones negativas sobre su habla, lo que contribuye, entre otras cosas, a disminuir las anticipaciones.
A través de la práctica en diversas situaciones comunicativas, les enseñamos a desarrollar habilidades para manejar diferentes contextos sociales con confianza.
Hablar abiertamente sobre la tartamudez es otro aspecto importante del proceso, ya que compartir su experiencia puede ser liberador y contribuir a una mayor aceptación de su forma de comunicarse.
Otro objetivo clave es desplazar la atención del foco en el momento de tartamudez hacia otros aspectos de la comunicación. Esto enriquece la experiencia de la comunicación y permite a la persona disfrutar más de interactuar con los demás.
A modo de conclusión, podríamos decir que la intervención se centra en permitir que los adultos se sientan cómodos con su manera de comunicar, que sean capaces de decir y hacer ¡lo que le dé la gana! Aceptar su manera de comunicar, su habla (con y sin tartamudeo) y trabajar en una relación más positiva con su tartamudez, todo esto es esencial para cultivar la confianza y mejorar la calidad de sus interacciones. Y, por supuesto, dotar a la persona de herramientas para tener un habla más fácil y un tartamudeo más cómodo.
Si crees que podemos ayudarte no dudes en escribirnos a hola@hablandodetartamudez.com y estaremos encantadas de poder ayudarte.