Cuando pensamos en la tartamudez, a menudo nos enfocamos solo en las conductas primarias como los bloqueos o repeticiones que escuchamos. Sin embargo, como logopedas especializadas en tartamudez, sabemos que lo que se percibe externamente es solo la punta del iceberg. Bajo la superficie, existe un mundo bastante complejo que afecta mucho a las personas que tartamudean, sobre todo a los adultos con tartamudez.
El iceberg de la tartamudez es una herramienta que nos ayuda a comprender esta realidad.
En la parte visible del iceberg encontramos lo más observable de la tartamudez, las disfluencias en el habla: repeticiones, bloqueos y prolongaciones; pero también algunas conductas secundarias de tipo fisiológico o verbal, más visibles de la persona (como guiños o muletillas).
En la parte inferior están escondidas las emociones como el miedo al juicio, la frustración, la vergüenza, culpabilidad, rabia, la baja autoestima, etc. Estas emociones pueden dar lugar a conductas de evitación, como no decir ciertas palabras o evitar situaciones sociales.
El “iceberg” de cada persona que tartamudea es único. Algunas tiene la parte visible del iceberg muy grande y la parte inferior relativamente pequeña, y también puede pasar justamente lo contrario, que una persona con tartamudez tenga una parte visible muy pequeña (incluso inexistente, que es lo que se conoce como tartamudez encubierta) y una parte escondida muy muy grande.
Cuando realizamos el “iceberg de la tartamudez” con nuestros pacientes, nos ayuda a tener una visión del impacto que tiene la tartamudez en la vida de la persona, y el poder plasmarlo ayuda a en conjunto con la persona que tartamudea y, aunque normalmente el iceberg se agranda por la parte inferior con adolescentes y adultos, en algunos casos en los que el niño o la niña es muy sensible, es posible que ya se estén generando emociones y aprendizajes con su tartamudez disfuncionales.
La intervención temprana es fundamental para evitar que la parte inferior del iceberg crezca. Por ello, es crucial que la familia y los profesionales trabajemos juntos para crear un entorno de apoyo y comprensión. Validar los sentimientos de quienes tartamudean y fomentar un espacio donde puedan expresarse sin miedo es esencial para romper estigmas.

Nuestro trabajo no se limita a la parte visible del iceberg. No solo ayudamos a mejorar la fluidez del habla, sino que también abordamos las emociones y pensamientos que están asociados al momento de habla para poder transformarlas en aspectos positivos. El objetivo no es solo reducir los bloqueos, sino también que la persona se sienta segura y cómoda con su comunicación.
Recordemos que tartamudear no define a una persona. Comprender la complejidad del iceberg de la tartamudez nos permite acompañar mejor a quienes lo viven, promoviendo su bienestar y empoderamiento y la aceptación es el camino para conseguirlo.
Si tienes dudas y quieres ampliar información, escríbenos a hola@hablandodetartamudez.com. ¡Estaremos encantadas de ayudarte!