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Vacaciones y tartamudez

Con la llegada del verano y el cambio de rutinas, muchas familias nos consultan sobre qué hacer si durante las vacaciones se interrumpe temporalmente la intervención logopédica. Es una duda frecuente y totalmente comprensible ya que, a veces, surge la preocupación de que, sin sesiones, pueda haber un “retroceso”, que se olviden las técnicas trabajadas o que “aumente” la tartamudez.

Pero tenemos que entender que no debemos convertir las vacaciones en un momento de exigencia. De hecho, insistir en que lo hagan puede generar más presión, y los niños y niñas pueden entonces tener la idea de que sólo queremos escucharlos si es con fluidez, y eso no debe ser así. ¡LAS VACACIONES SON PARA DISFRUTAR! En este periodo, lo más importante es que se comuniquen con libertad, que disfruten de sus conversaciones sin miedo, y que se sientan escuchados y validados por su entorno.

Es normal que durante las vacaciones haya una mayor variabilidad en la fluidez. La tartamudez puede aumentar o disminuir, tanto en frecuencia como en intensidad, cada persona que tartamudea es diferente y, depende de muchos factores como el contexto, el nivel de exigencia, el descanso o incluso el estado emocional. Esta variabilidad no significa que se haya perdido lo aprendido ni que se haya retrocedido. Recuerda…¡la tartamudez no es lineal!

Así que, si este verano tu hijo o hija tartamudea más (o menos), obsérvalo desde la calma. Estar ahí, escuchar y disfrutar de su forma de hablar es también una forma de apoyar.

Y recuerda, no hablamos de retrocesos, sino de fluctuaciones naturales, variabilidad, ALGO NORMAL. No dejéis de hacer planes este verano porque pienses que tu hijo o tu hija puede tartamudear más.

Si tienes dudas y quieres ampliar información, escríbenos a hola@hablandodetartamudez.com. ¡Estaremos encantadas de ayudarte!

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Autorrevelación necesaria

Cuando hablamos de autorrevelación en tartamudez nos referimos al acto de compartir abierta y voluntariamente que se tartamudea. Este proceso, aunque puede generar temor en un principio, es una herramienta clave para mejorar la comunicación, reducir la ansiedad y fomentar la aceptación tanto en la persona que tartamudea como en su entorno.

Desde muy pequeños, cuando trabajamos con los niños, normalizamos este acto para que el impacto negativo o el temor a decirlo no exista.

Una de las principales cosas que experimentan las personas que tartamudean es la disminución de la ansiedad comunicativa, ya que al expresar de manera directa que se tartamudea, se reduce la presión de tratar de ocultarla, lo que disminuyen las conductas secundarias y facilita el habla.

Además, decidir cuándo y cómo revelar la tartamudez genera sensación de control sobre la propia tartamudez. Todo esto genera una mejora en la fluidez ya que al eliminar la necesidad de esconder la tartamudez, la mayoría de personas experimentan una reducción en la frecuencia y la severidad de las conductas primarias.

Algo que para nosotras es muy importante es el impacto en el entorno social ya que genera mayor comprensión y apoyo, se reducen los prejuicios y estereotipos.

La autorrevelación contribuye a la normalización de la tartamudez, combatiendo mitos y promoviendo una visión más actualizada. No es una obligación pero si una herramienta muy aconsejada que cada persona puede utilizar como quiera pero con la cual nosotras, como logopedas, ayudamos a gestionar y a enfocar de la manera más cómoda posible.

Si crees que podemos ayudarte escríbenos a hola@hablandodetartamudez.com y estaremos encantadas de poder hacerlo.

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La tartamudez voluntaria: nuestra gran aliada

Muchas veces en clínica, cuando nombramos las palabras «tartamudez voluntaria», nuestros pacientes se quedan con los ojos como platos. La mayoría vienen, precisamente, con el objetivo de conseguir la fluidez total, de eliminar su tartamudez y, por eso, la tartamudez voluntaria no suele gustar de primeras.

Sin embargo, la tartamudez voluntaria es una técnica respaldada por la ciencia, y también por nuestra propia experiencia clínica. Esta técnica ayuda a aprender una manera de tartamudear más fácil, a reducir la ansiedad y la lucha por sacar la palabra.

¿Qué es la Tartamudez Voluntaria?

Consiste en tartamudear intencionadamente en diversas situaciones para disminuir el miedo y la evitación del habla. En lugar de evitar la tartamudez, se practica de forma intencionada, lo que ayuda a gestionar mejor los momentos de tartamudez.

Tanto con adultos, como con niños…¿os suena la ranita, la serpiente o el búho? Pues es que con los peques también la practicamos, incluso con las familias, que papá o mamá tartamudeen voluntariamente hace que a los peques no les parezca raro o incómodo y dejen de evitar la tartamudez.

Los beneficios que podemos obtener con la tartamudez voluntaria son:

  • Reducción de la ansiedad: exponer la tartamudez de manera controlada disminuye la ansiedad.
  • Mayor control: permite experimentar las conductas primarias de forma predecible y con menos tensión, facilitando el aprendizaje de estrategias de afrontamiento.
  • Desensibilización al miedo: practicar la tartamudez voluntaria en situaciones reales reduce el temor a que ocurra.
  • Mejora de la autoimagen: ayuda a aceptar la tartamudez y fortalece la seguridad en el habla.
  • Generalización de estrategias: facilita la aplicación de técnicas en consulta, pero también en la vida cotidiana.

Se puede implementar en interacciones diarias, como pedir un café o responder llamadas. La tartamudez voluntaria no busca eliminar el tartamudeo, sino cambiar la relación con él, promoviendo una comunicación más libre y segura.

Es importante que tu logopeda especializada en tartamudez te guíe con esta técnica. Si quieres empezar a probar la tartamudez voluntaria con nosotras… llámanos al 692 777 844 o escríbenos a hola@hablandodetartamudez.com ¡Estaremos encantadas de ayudarte!

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El iceberg de la tartamudez

Cuando pensamos en la tartamudez, a menudo nos enfocamos solo en las conductas primarias como los bloqueos o repeticiones que escuchamos. Sin embargo, como logopedas especializadas en tartamudez, sabemos que lo que se percibe externamente es solo la punta del iceberg. Bajo la superficie, existe un mundo bastante complejo que afecta mucho a las personas que tartamudean, sobre todo a los adultos con tartamudez.

El iceberg de la tartamudez es una herramienta que nos ayuda a comprender esta realidad.

En la parte visible del iceberg encontramos lo más observable de la tartamudez, las disfluencias en el habla: repeticiones, bloqueos y prolongaciones; pero también algunas conductas secundarias de tipo fisiológico o verbal, más visibles de la persona (como guiños o muletillas).

En la parte inferior están escondidas las emociones como el miedo al juicio, la frustración, la vergüenza, culpabilidad, rabia, la baja autoestima, etc. Estas emociones pueden dar lugar a conductas de evitación, como no decir ciertas palabras o evitar situaciones sociales.

El “iceberg” de cada persona que tartamudea es único. Algunas tiene la parte visible del iceberg muy grande y la parte inferior relativamente pequeña, y también puede pasar justamente lo contrario, que una persona con tartamudez tenga una parte visible muy pequeña (incluso inexistente, que es lo que se conoce como tartamudez encubierta) y una parte escondida muy muy grande.

Cuando realizamos el “iceberg de la tartamudez” con nuestros pacientes, nos ayuda a tener una visión del impacto que tiene la tartamudez en la vida de la persona, y el poder plasmarlo ayuda a en conjunto con la persona que tartamudea y, aunque normalmente el iceberg se agranda por la parte inferior con adolescentes y adultos, en algunos casos en los que el niño o la niña es muy sensible, es posible que ya se estén generando emociones y aprendizajes con su tartamudez disfuncionales.

La intervención temprana es fundamental para evitar que la parte inferior del iceberg crezca. Por ello, es crucial que la familia y los profesionales trabajemos juntos para crear un entorno de apoyo y comprensión. Validar los sentimientos de quienes tartamudean y fomentar un espacio donde puedan expresarse sin miedo es esencial para romper estigmas.

Nuestro trabajo no se limita a la parte visible del iceberg. No solo ayudamos a mejorar la fluidez del habla, sino que también abordamos las emociones y pensamientos que están asociados al momento de habla para poder transformarlas en aspectos positivos. El objetivo no es solo reducir los bloqueos, sino también que la persona se sienta segura y cómoda con su comunicación.

Recordemos que tartamudear no define a una persona. Comprender la complejidad del iceberg de la tartamudez nos permite acompañar mejor a quienes lo viven, promoviendo su bienestar y empoderamiento y la aceptación es el camino para conseguirlo.

Si tienes dudas y quieres ampliar información, escríbenos a hola@hablandodetartamudez.com. ¡Estaremos encantadas de ayudarte!

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Variabilidad…eso que nos da la lata.

La variabilidad es un aspecto fundamental y característico en la tartamudez, presente en todas las personas que tartamudean. Produce cambios en la frecuencia y la severidad, incluso en el tipo de disfluencias según el contexto, las situaciones comunicativas o incluso el momento del día. A veces se pueden encontrar causas que “justifiquen” esta variabilidad, pero otras, simplemente pasa porque sí, y es normal.

Esta variabilidad puede ser desconcertante tanto para quienes tartamudean como para su entorno, ya que es común que una persona que tartamudee hable con fluidez en algunos contextos pero experimente más bloqueos, repeticiones o prolongaciones en otros, o incluso haya cambios o apariciones de conductas secundarias.

Podríamos decir que suelen existir algunos factores comunes que influyen en la variabilidad de la tartamudez:

  1. Contexto social: hablar con familiares o amigos puede resultar más fácil que hacerlo en situaciones de mayor presión, como al hablar en público o con personas desconocidas.
  2. Nivel de ansiedad o estrés: las emociones desempeñan un papel clave.
  3. Cansancio o estado físico: puede aumentar la frecuencia de la tartamudez.
  4. Complejidad del lenguaje: las oraciones más largas o de contenido complejo suelen incrementar la tartamudez.

Además, la variabilidad no solo ocurre de un día para otro, sino incluso dentro de una misma conversación e incluso puede alargarse a varias días, semanas o meses.

Es posible que, escuchando a tu hijo o a tu hija alguna vez hablar con sus amigos, o grabando un video o jugando solos, no los hayas escuchado tartamudear, y esto precisamente es de lo que hablamos. Aún teniendo momentos o situaciones en las que no tartamudee, sigue siendo una persona que tartamudea.

En clínica debemos trabajar para ayudar a las personas que tartamudean y a las familias a comprender y aceptar esta variabilidad. Entender que la tartamudez fluctúa es clave para desestigmatizarla y normalizar las experiencias de habla.

Si tienes dudas y quieres ampliar información, escríbenos a hola@hablandodetartamudez.com. ¡Estaremos encantadas de ayudarte!

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¿Logopedia para adultos con tartamudez? ¡Pues sí!

La tartamudez, como trastorno de la fluidez del habla que es, puede impactar en los adultos en su capacidad de comunicarse, pero también en su bienestar emocional y social. Así pues, la intervención logopédica se presenta como una herramienta para abordar la tartamudez y las experiencias generadas por ésta.

Uno de los principios fundamentales con los que trabajamos es ayudar a las personas a comunicar de manera más cómoda. A menudo, esto implica identificar patrones de habla que dificultan la fluidez y trabajar en su modificación.

Otro de los objetivos que los adultos se plantean cuando acuden a consulta es eliminar los comportamientos que han surgido como respuestas a la tartamudez. Pueden aparecer conductas de evitación y escape, como el uso de muletillas o tensión muscular para sacar las palabras. Y eliminar o disminuir estas conductas se convierte en objetivo de tratamiento.

También trabajamos en la modificación de creencias erróneas que pueden afectar la autoestima y la disposición a comunicarse. Cambiar la forma en que una persona percibe su tartamudez puede ser fundamental para fomentar una actitud más positiva hacia su habla.

La intervención también incluye la práctica gradual en situaciones de comunicación que son difíciles para la persona, e incluso pueden generar ansiedad. Permitimos pues, a los adultos enfrentar sus “peores situaciones” de manera controlada. Este enfoque progresivo ayuda a construir confianza y reduce la presión que sienten al comunicarse. Además, es importante ayudar a los adultos a liberarse de atribuciones negativas sobre su habla, lo que contribuye, entre otras cosas, a disminuir las anticipaciones.

A través de la práctica en diversas situaciones comunicativas, les enseñamos a  desarrollar habilidades para manejar diferentes contextos sociales con confianza.

Hablar abiertamente sobre la tartamudez es otro aspecto importante del proceso, ya que compartir su experiencia puede ser liberador y contribuir a una mayor aceptación de su forma de comunicarse.

Otro objetivo clave es desplazar la atención del foco en el momento de tartamudez hacia otros aspectos de la comunicación. Esto enriquece la experiencia de la comunicación y permite a la persona disfrutar más de interactuar con los demás.

A modo de conclusión, podríamos decir que la intervención se centra en permitir que los adultos se sientan cómodos con su manera de comunicar, que sean capaces de decir y hacer ¡lo que le dé la gana! Aceptar su manera de comunicar, su habla (con y sin tartamudeo) y trabajar en una relación más positiva con su tartamudez, todo esto es esencial para cultivar la confianza y mejorar la calidad de sus interacciones. Y, por supuesto, dotar a la persona de herramientas para tener un habla más fácil y un tartamudeo más cómodo.

Si crees que podemos ayudarte no dudes en escribirnos a hola@hablandodetartamudez.com y estaremos encantadas de poder ayudarte.

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Tartamudez encubierta, ¿pero eso existe?

La respuesta es fácil y difícil a la vez, porque sí, existe, ¡pero no se ve! (Ni se escucha…).

¿Pero cómo puede ser tartamudez si no se ve a la persona tartamudear?
Porque cuando una persona con tartamudez encubierta habla, no percibes tartamudeo y su discurso es tan fluido como el de cualquier persona sin tartamudez. Y es ahí donde radica la dificultad para detectar, dar un diagnóstico e incluso establecer una prevalencia con precisión.

La tartamudez encubierta implica esfuerzos conscientes o inconscientes para ocultar la tartamudez, utilizando estrategias como sustituir palabras difíciles, evitar situaciones sociales, usar muletillas o hablar con frases cortas. Aunque estas estrategias parece que dan fluidez, internamente generan un impacto emocional significativo, con altos niveles de ansiedad, estrés y agotamiento mental. Además, este tipo de tartamudez nos da un indicio de la falta de aceptación y muchas veces es difícil de diagnosticar.

Normalmente las personas que presentan tartamudez encubierta presentan:

  1. Alta autoexigencia y perfeccionismo: las personas con tartamudez encubierta buscan evitar cualquier señal de dificultad al hablar.
  2. Impacto emocional: el miedo al juicio social y el estrés de mantener el control generan desgaste emocional.
  3. Percepción de fluidez: la percepción que nos da es de fluidez pero esta impresión no refleja su lucha interna con la tartamudez.

El esfuerzo constante para encubrir la tartamudez puede llevar a un aislamiento social, agotamiento y disminución de la autoestima. Varios estudios confirman que la aceptación y la reducción de la evitación mejoran significativamente la calidad de vida.

Para trabajar de manera eficaz debemos combinar las técnicas de fluidez y modificación del habla con trabajo de desensibilización y aceptación. El objetivo es reducir el sufrimiento asociado y las estrategias de encubrimiento y aliviar la carga emocional, además de potenciar una comunicación cómoda.

Si crees que podemos ayudarte no dudes en escribirnos a hola@hablandodetartamudez.com y estaremos encantadas de poder ayudarte.

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¿Logopedia para adultos con tartamudez? ¡Pues sí!

La tartamudez, como trastorno de la fluidez del habla que es, puede impactar en los adultos en su capacidad de comunicarse, pero también en su bienestar emocional y social. Así pues, la intervención logopédica se presenta como una herramienta para abordar la tartamudez y las experiencias generadas por ésta.

Uno de los principios fundamentales con los que trabajamos es ayudar a las personas a comunicar de manera más cómoda. A menudo, esto implica identificar patrones de habla que dificultan la fluidez y trabajar en su modificación.

Otro de los objetivos que los adultos se plantean cuando acuden a consulta es eliminar los comportamientos que han surgido como respuestas a la tartamudez. Pueden aparecer conductas de evitación y escape, como el uso de muletillas o tensión muscular para sacar las palabras. Y eliminar o disminuir estas conductas se convierte en objetivo de tratamiento.

También trabajamos en la modificación de creencias erróneas que pueden afectar la autoestima y la disposición a comunicarse. Cambiar la forma en que una persona percibe su tartamudez puede ser fundamental para fomentar una actitud más positiva hacia su habla.

La intervención también incluye la práctica gradual en situaciones de comunicación que son difíciles para la persona, e incluso pueden generar ansiedad. Permitimos pues, a los adultos enfrentar sus “peores situaciones” de manera controlada. Este enfoque progresivo ayuda a construir confianza y reduce la presión que sienten al comunicarse. Además, es importante ayudar a los adultos a liberarse de atribuciones negativas sobre su habla, lo que contribuye, entre otras cosas, a disminuir las anticipaciones.

A través de la práctica en diversas situaciones comunicativas, les enseñamos a  desarrollar habilidades para manejar diferentes contextos sociales con confianza.

Hablar abiertamente sobre la tartamudez es otro aspecto importante del proceso, ya que compartir su experiencia puede ser liberador y contribuir a una mayor aceptación de su forma de comunicarse.

Otro objetivo clave es desplazar la atención del foco en el momento de tartamudez hacia otros aspectos de la comunicación. Esto enriquece la experiencia de la comunicación y permite a la persona disfrutar más de interactuar con los demás.

A modo de conclusión, podríamos decir que la intervención se centra en permitir que los adultos se sientan cómodos con su manera de comunicar, que sean capaces de decir y hacer ¡lo que le dé la gana! Aceptar su manera de comunicar, su habla (con y sin tartamudeo) y trabajar en una relación más positiva con su tartamudez, todo esto es esencial para cultivar la confianza y mejorar la calidad de sus interacciones. Y, por supuesto, dotar a la persona de herramientas para tener un habla más fácil y un tartamudeo más cómodo.

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¿Qué hacemos y qué conseguimos en la intervención temprana en tartamudez?

La intervención temprana en tartamudez es fundamental, ya que al actuar en los primeros momentos en los que aparece podemos influir en el neurodesarrollo del niño, brindándole a él y a su entorno herramientas valiosas que favorecen la fluidez del habla y la comunicación eficaz. Reducimos notablemente el impacto de la tartamudez en el desarrollo social, emocional y académico del niño.

¿Por qué es importante intervenir temprano?

La tartamudez suele aparecer en edades tempranas, entre los 2 y 6 años. Durante esta etapa el cerebro del niño tiene una gran plasticidad y, por tanto, una capacidad notable para aprender y adaptarse. Al intervenir tempranamente, aprovechamos esta plasticidad para instaurar patrones de habla más fluidos y hacer una tartamudez más fácil. Además, conseguimos evitar la aparición o reducir conductas secundarias, que pueden surgir si el niño siente frustración o ansiedad al hablar, por lo tanto, realizamos cambios en el funcionamiento neuronal.

En la intervención temprana trabajamos con varios objetivos:

  • Modificar la tartamudez: uno de los objetivos principales es desarrollar formas de hablar que les resulten más cómodas y funcionales. Trabajamos para transformar ciertos patrones de la tartamudez (conductas primarias) , guiando al niño a emplear conductas que favorezcan una comunicación más fácil.
  • Promover la fluidez : buscamos instaurar patrones de habla que permitan al niño comunicarse de manera más fluida, favoreciendo la comodidad y confianza al comunicarse.
  • Reducir la reacción negativa a la tartamudez : muchos niños que tartamudean pueden comenzar a desarrollar miedo, ansiedad o evitación ante situaciones de habla incluso sin que el niño lo manifieste o parezca consciente. Con la intervención temprana, creamos un entorno de apoyo y trabajamos para que el niño vea su habla como una parte natural de sí mismo.
  • Empoderar al niño ya la familia : el apoyo familiar es vital. En las sesiones de intervención, implicamos a los padres, proporcionándoles estrategias para responder de manera positiva cuando su hijo tartamudea, lo cual es clave para reducir cualquier tensión alrededor de su habla.
  • Desarrollar habilidades de afrontamiento : ayudamos al niño a desarrollar una mentalidad resiliente frente a la tartamudez. Esto implica, a medida que crece, aprender estrategias para afrontar momentos de mayor tartamudez sin que afecten su autoestima.

Con una intervención temprana, logramos que el niño desarrolle una relación positiva con su habla y su comunicación. Disminuimos el riesgo de que la tartamudez se convierta en una barrera emocional o social. Además, fortalecemos a la familia, dándoles confianza para acompañar a su hijo en este proceso. En muchos casos, una intervención a tiempo puede reducir la severidad de la tartamudez.

Si crees que podemos ayudar a tu peque escríbenos a hola@hablandodetartamudez.com y estaremos encantadas de poder ayudarte

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Día Internacional de la Tartamudez, 22 de octubre

Hoy, en el Día Internacional de la Tartamudez, queremos compartir algo especial. Hemos seleccionado una serie de palabras que forman la palabra TARTAMUDEZ. Cada una de ellas representa aspectos clave de nuestro trabajo, de las personas que tartamudean y de la misión que tenemos como equipo.

Sabemos que la tartamudez no define a la persona, pero es una parte importante de su experiencia. Por eso, hemos querido desglosar esta palabra tan significativa en diferentes conceptos que nos ayudan a entender mejor, acompañar y empoderar a quienes tartamudean.

  • TIEMPO: El tiempo, más concretamente, la presión de tiempo, influye mucho en las personas que tartamudean. Brindarles unos segundos más para ser escuchados será sufienciente para que tengan la posibilidad de decir todo lo que tengan que expresar.
  • ANTICIPACIONES: Son pensamientos que surgen antes de hablar, a menudo generados por el miedo a tartamudear. Reconocerlas nos permitirá aprender a gestionar los pensamientos y las emociones desencadenadas por la tartamudez.
  • RESILIENCIA: Para quienes tartamudean, la resiliencia se puede convertir en su mejor aliado. Cultivar esta habilidad permite afrontar las dificultades y salir fortalecido de ellas.
  • TÉCNICAS: Las técnicas de fluidez y las de modificación de la tartamudez son herramientas que pueden ayudar a las personas que tartamudean. Aprender y practicar estas técnicas puede empoderar a quienes tartamudean, brindándoles, si lo necesitan, mayor control sobre su habla.
  • ACEPTACIÓN: : La aceptación de la tartamudez como parte de uno mismo es un paso fundamental . Al aceptar su forma de hablar, una persona puede dejar de luchar contra su tartamudez y, en su lugar, enfocarse en cómo comunicarse de manera efectiva. Esta aceptación promueve una imagen positiva de sí mismo.
  • MIEDO: El miedo a una palabra, a un silencio, a una situación, a ser juzgado… a tartamudear. Reconocer y enfrentar estos miedos ayuda a hablar con libertad. La práctica en entornos seguros e incrementar la dificultad gradualmente, permite reducir este miedo y fomentar una comunicación más cómoda.
  • UNICA: Cada persona que tartamudea es única, tanto su tartamudez como su historia y sus experiencias. Aprender que no hay una forma “correcta” de hablar permite a las personas sentirse más cómodas y construir su propia identidad comunicativa.
  • DIFICULTAD: La dificultad para poder comunicar y el no tener la fluidez del habla que uno quisiera, puede ser frustrante. Por ello, un buen tratamiento abarca técnicas de manejo del habla, pero también de aceptación de la tartamudez.
  • ESPERANZA: La esperanza es un motor poderoso en el camino que se recorre junto a la tartamudez. Pensar que es posible no sentirse juzgado por su habla e incluso poder comunicarse de manera más fluida impulsa a las personas que tartamudean. Esta actitud optimista puede marcar la diferencia en el proceso de superación personal.
  • CAPAZ: Queremos que cada persona sea capaz de decir y hacer ¡lo que le dé la gana! Casi podríamos decir que es nuestro lema . Y es que creemos que la #tartamudez no debe ser un impedimento para nadie.

Os dejamos un poster descargable que hemos elaborado para este día para que lo podáis colocar en vuestras clínicas, aulas o simplemente para que os de impulso todos los días.

https://drive.google.com/file/d/13jQh795KlA9zqA7pPPo0qvT461f-VxsH/view?usp=sharing

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